Camina la peatonal, donde cree conocer a todos sin distinguir a nadie, esperando encontrar a un integrante de su historia. A pesar del disgusto que esto le provoca, esquiva los panfletos mirando hacia arriba exponiendo su indiferencia autodestructora.
Quiere retomar un suceso pasado que marco su camino. Cree estar transitando el mismo sendero, donde casualmente tampoco se distingue el sol y el viento le pega fuerte en el rostro llevándolo a la niñez.
Esto se vuelve difícil y con forma de laberinto, pues este día, como muchos otros cuenta con un determinado mecanismo, que no puede obviar. Volviéndose útil en momentos confusos cuando pretende huir.
Es así que neutraliza sensaciones y evita totalmente sentimientos profundos, dejando en forma inconciente que los actos hablen por el.
Que suspiren los cadáveres del error, que la noche pierda la esperanza de dejar de ser, y que quienes bailan en el cielo comiencen a ser de verdad...
No hay comentarios:
Publicar un comentario