Apuraste cada situación, cada momento. Que casualmente pareciera ser que ya no volverán. Dejaste en cada noche parte de tu libertad y repartiste melodías irónicas en las plazas que hoy quieres recuperar.
El transcurso paralizado de las situaciones que tanto esperaste, se ha ido a pasear por las inmensidades de lo desconocido, dejándote neutro para volver a empezar. Pero todo comienza nuevamente y alguien te susurra al oído lo ultimo que quisieras escuchar.
En una noche con resto de luces naturales eres conciente de la necesidad. Lo que desgarra tus ganas, lo que hace que tus palpitos se aceleren y te sientas atemorizado con pensamientos fatales, hoy se volvió necesario.
Tu último viaje te quito mucho, tanto que aun no puedas saber con precisión cuanto. No es tiempo de evaluar si te dio o no algo, es imprescindible repasar el capital de compuestos que forma tu razón. Sabiendo desde antes de partir, que nadie puede hasta el momento robarte la capacidad, la cual muchas veces no duerme por formular párrafos desequilibrados.
Que suspiren los cadáveres del error, que la noche pierda la esperanza de dejar de ser, y que quienes bailan en el cielo comiencen a ser de verdad...
el vacio de una ciudad
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