Dejémoslo debajo del cajón de la fría habitación,
Quizás una discreta cortina lo disimule muy bien.
Prestémoselo a ese que nunca dijo nada,
Y que por no decir hoy dejo de hablar.
Escribámoslo sobre libros escritos
Para que después de un olvido alguien lo llegue a leer.
Gritemos en medio de la nada silenciosa,
Total es lo mismo que no hablar.
Cantemos una canción distraída,
Para decir lo que sentimos y que nadie lo sepa.
O simplemente ya no pensemos,
Para nunca volver a sentir.
Que suspiren los cadáveres del error, que la noche pierda la esperanza de dejar de ser, y que quienes bailan en el cielo comiencen a ser de verdad...
el vacio de una ciudad
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