el vacio de una ciudad

el vacio de una ciudad
ese es tal vez el lugar...

domingo, 11 de abril de 2010

Intimidad a oscuras



Todo se encuentra potenciado a puntos incomprensibles que indudablemente deben tener un fin, los autos son necesarios como así también lo es el dinamismo de ellos y las calles vacías por largas horas en las madrugadas que nadie entendió. Los diferentes locales, mas allá de que personalmente no entiendo la razón de su existencia, han cerrado sus puertas para cumplir con lo establecido por algo o por alguien, que ni siquiera ellos conocen.
Los matices son varios, podría decirse que interminables a lo largo de las tantas calles que nunca llegamos a conocer. Las calles mas angostas por momentos resultan pasadizos perfectamente apropiados para desarrollar nuestra censurada imaginación, y llegamos a pensar el cuento mas loco de todos, que el sistema y la inevitable realidad, nos reprime inconcientemente cada día ofreciéndonos valla saber que cosa.
Cuantos personajes habitan el desierto sin arena agradable para deambular, y los volvemos inútiles solo con la sensación que transmitimos y nos gusta sentir, porque nos potencia el auto estima dañado del día agotador que no pudimos, o no nos dejaron, evitar.
Que larga que es la avenida cuando el destino es la obligación, que nos demanda ruido y lo que tengamos a mano para no reconocer algún sentimiento. Pero la recorremos tan solo en unos pasos cuando se trata de explorar, el horizonte se ve cercano y antes de sentirnos a gusto por completo, todo termino.
Resulta ser una etapa, una etapa necesaria, que ya sea elegida por el destino o impuesta por la necesidad, dicha etapa se convierte en el ser mas sincero, a tal punto que nuestra parte ingenua se refleja sin censura, y sabemos que nadie se enterara justamente por ser calles mudas.
Termina siendo nada, cuando en realidad sabemos su interminable complejo delirante, que nos dejo incontables veces como siempre quisimos ser.

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